domingo, 14 de enero de 2007

Un pensamiento momentáneo...


Nada pienso muy bien: las lontananzas

tienen falso color, pero fulgente,

hermosas siempre son las esperanzas

y todo aquello que el deseo miente.


La ilusión es el prisma de la vida

que del iris ostenta los colores,

mientras en la existencia la fe anida

y refleja el cristal sus resplandores.


De oro y azul, en velo misterioso,

está envuelto el Abril de la existencia

y el corazón espera candoroso

el Abril que le forja su existencia.


Y esa magia que todo lo colora,

esa magia que todo lo embellece,

al ir a asirlo todo se evapora,

al ir a disfrutarlo desaparece.


Mariposa dorada es la ventura

y el hombre es niño que la corre ciego,

tras ella siempre con febril locura

en busca de la paz pierde el sosiego.


Logra cogerla, y al asir sus alas

de vívidos colores, ve en su mano

que son las que él creyó constantes galas

de oro, grana y azul, polvo liviano.


El que vive en un mundo imaginario,

el material encuentra pobre y frío,

disgustado de él, el poeta es vario;

que la inconstancia es hija del hastío.


¿Por qué dulces mentiras nos agitan

y efímeros placeres enamoran?

¿Por qué al tocar las flores se marchitan

y al destapar esencias se evaporan?


¿Y por qué la belleza que adoramos

y cuyo imán nos arrastró a quererla,

después indiferentes contemplamos

cuando la vista se acostumbra a verla?


¿Por qué la luz de ayer sombra es mañana

y el camino antes breve después largo

y encuentra siempre la inconstancia humana

lo que fue dulce al poco tiempo amargo?


Dolores Coronado

1 comentario:

Anónimo dijo...

“Guárdate de quererme.
Recuerda, al menos, que te lo prohibí.
No he de ir a reparar mi pródigo derroche
de aliento y sangre en tus llantos y suspiros,
siendo entonces para ti lo que tú has sido para mí.
Pues goce tan intenso consume al punto nuestra vida.
Así, a fin de que tu amor frustrarse no pueda por mi muerte,
si tú me amas, guárdate de quererme.

Guárdate de odiarme,
o de excesivo triunfo en la victoria.
No es que yo a mí mismo haga justicia,
y me resarza del odio con más odio,
pues tú el título perderás de conquistador
si yo, tu conquista, perezco por tu odio.
Así, a fin de que mi ser a ti en nada perjudique,
si tú me odias, guárdate de odiarme.

Más ama y ódiame también.
Así ambos extremos la función de ninguno cumplirán.
Ámame para que pueda morir del modo placentero.
Ódiame, porque tu amor es excesivo para mí,
o deja que los dos mutuamente, y no a mí, se destruyan.
Viviré entonces para apoyo y triunfo tuyo.
Así, para que tú a mí, a tu amor y odio no destruyas,
déjame vivir, pero ama y ódiame también.” (John Donne)
Por ejemplo.