jueves, 31 de mayo de 2007

... Pero continué en silencio. Asistí, como en un sueño, a su lucha interior. Sus ojos empezaron a brillar. Sabía que estaba venciendo todas aquellas barreras.
Entonces solté una de sus manos, cogí un vaso y lo puse en el borde de la mesa.
-Se va a caer -dijo él.
-Exacto. Quiero que tú lo tires.
-¿Romper un vaso?
Sí, romper un vaso. Un gesto aparentemente simple, pero que implicaba miedos que nunca llegaremos a entender del todo. ¿Qué hay de malo en romper un vaso barato, si todos hemos hecho eso sin querer alguna vez en la vida?
-¿Romper un vaso? -repitió-. ¿Por qué?
-Podría dar algunas razones -respondí-. Pero la verdad es que es sencillamente por romperlo.
-¿Por ti?
-Claro que no.
Él miraba el vaso en el borde de la mesa, preocupado de que fuese a caerse.
-Es lo prohibido. Los vasos no se rompen adrede. Cuando estamos en los restaurantes o en nuestras casas, procuramos que los vasos no queden en el borde de la mesa. Nuestro universo exige que tengamos cuidado para que los vasos no caigan al suelo.
Sin embargo, seguí pensando, cuando los rompemos sin querer, vemos que no era tan grave. El camarero dice "no tiene importancia", y nunca en mi vida he visto que en la cuenta de un restaurante hayan incluido el precio de un vaso roto. Romper vasos forma parte de la vida y no nos hacemos daño a nosotros ni al restaurante ni al prójimo.

Moví la mesa. El vaso se bamboleó, pero no cayó.
-¡Cuidado! -dijo él, instintivamente.
-Rompe el vaso -insistí.

Rompe el vaso, pensaba para mí, porque es un gesto simbólico. Trata de entender que yo rompí dentro de mí cosas mucho más importantes que un vaso, y estoy feliz de haberlo hecho. Mira tu propia lucha interior, y rompe ese vaso.
Rompe el vaso, por favor, y libéranos de todos esos conceptos malditos, de esa manía de tener que explicarlo todo y hacer sólo aquello que los demás aprueban.

-Rompe ese vaso -pedí una vez más.

Él clavó su mirada en la mía. Después, despacio, deslizó la mano de la mesa hasta tocar el vaso. Con un rápido movimiento, lo empujó al suelo...


El ruido del vidrio roto llamó la atención de todos. En vez de disfrazar el gesto con alguna petición de disculpa, él me miraba sonriendo, y yo le devolvía la sonrisa.
-No tiene importancia -gritó el chico que atendía las mesas.

Pero él ya no le oía...

Extraído de "A orillas del río piedra me senté y lloré", de Paulo Coelho.

miércoles, 30 de mayo de 2007

Árbol de la esperanza...

... mantente firme!
Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata.
Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o flotar demasiado tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio, las dos ranas patalearon en la nata para llegar al borde del recipiente. Pero era inútil, sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sentían que cada vez era más difícil salir a la superficie y respirar.
Una de ellas dijo en voz alta: "No puedo más. Es imposible salir de aquí. En esta materia no se puede nadar. Ya que voy a morir, no veo por qué prolongar este sufrimiento. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril".
Dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez, siendo literalmente tragada por el espero líquido blanco.
La otra rana, más persistente o quizá más tozuda se dijo: "¡No hay manera! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se acerque la muerte, prefiero luchar hasta mi último aliento. No quiero morir ni un segundo antes de que llegue mi hora".
Siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni un centímetro, durante horas y horas.
Y de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, agitar y patalear, la nata se convirtió en mantequilla.
Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde del recipiente. Desde allí, pudo regresar a casa croando alegremente.
Jorge Bucay, "Las ranitas en la nata".
No te des por vencido ni aun vencido... No te rindas. Mantén siempre la esperanza, pero ayúdala con tu propio esfuerzo... Aunque sólo sea por curiosidad, quién sabe lo que el camino te depara... Aunque vivamos en un valle de lágrimas, si seguimos aquí es porque en el fondo sabemos que cada momento agradable que se nos presenta en la vida bien vale que derramemos algunas...
Resiste, ya sabes que merece la pena...

lunes, 28 de mayo de 2007


Los sueños son como pompas de jabón... Tan redondos, tan bonitos... Pero tan frágiles...
Lanzo mis burbujas al aire, y me pierdo en miles de pensamientos mientras contemplo cómo se dejan mecer por el viento... A veces, me apetece jugar con ellas; a veces, las soplo para intentar conducirlas al lugar que deseo... Pocas veces me animo a tocarlas, no quiero ser yo quien las haga desaparecer. Durarán lo que tengan que durar...
Me consuelo pensando que siempre puedo fabricar más, mientras conserve dentro de mí un poco de agua, un poco de jabón...

jueves, 24 de mayo de 2007

SOMBRA DE MÍ...

Bien sé yo que esta imagen
Fija siempre en la mente
No eres tú, sino sombra
Del amor que en mí existe
Antes que el tiempo acabe.

Mi amor así visible me pareces,
Por mí dotado de esa gracia misma
Que me hace sufrir, llorar, desesperarme
De todo a veces, mientras otras
Me levanta hasta el cielo en nuestra vida,
Sintiendo las dulzuras que se guardan
Sólo a los elegidos tras el mundo.

Y aunque conozco eso, luego pienso
Que sin ti, sin el raro
Pretexto que me diste,
Mi amor, que afuera está con su ternura,
Allá dentro de mí hoy seguiría
Dormido todavía y a la espera
De alquien que, a su llamada,
Le hiciera al fin latir gozasamente.

Entonces te doy gracias y te digo:
Para esto vine al mundo, y a esperarte;
Para vivir por ti, como tú vives
Por mí, aunque no lo sepas,
Por este amor tan hondo que te tengo.
De Con las horas contadas.
Luis Cernuda

martes, 22 de mayo de 2007

Me ronda...


"Me encanta que me digas que a mi lado eres feliz, que todo tiene más sentido estando junto a mí. Y que los días se hacen largos cuando yo me encuentro lejos, y que no duermes bien si antes no te he dicho que te quiero. Eres el cielo, con nubes de algodón. Eres el cielo, bañado por el sol, todo el consuelo, de alguien como yo, cómo te quiero...

Me gusta que me llames preguntándome si a mí también me hace falta el aire cuando me acuerdo de ti, y que me digas que me quieres y que a ver cuándo nos vemos, porque al minuto de marcharme me estás echando de menos. Eres el cielo, con nubes de algodón. Eres el cielo, bañado por el sol, todo el consuelo, de alguien como yo, cómo te quiero...

Y que me digas que me quieres y que a ver cuándo nos vemos, porque al minuto de marcharme ya me estás echando de menos... "

(Una letra de Buri Bura que me ronda últimamente...)

Si es que eres un cielo...

sábado, 19 de mayo de 2007

Hoy vuelvo a mí...

Hoy he regresado a mí... Ha sido un viaje largo, repleto de desiertos y mares en calma.

He arrancado suevemente aquellas hojas de mi viejo diario, las guardaré en lugar seguro. He dejado sólo una hoja en blanco, dispuesta a empezar de nuevo, pero escribiendo con una caligrafía ya conocida. Empezar de cero, pero desde el punto donde lo dejé, sin olvidar lo ya vivido...


Alguien muy especial, cuando hablábamos de este tema, me lo describió con una frase que me hizo pensar. "Es como si hubieras formateado el disco duro..." Sí, cuánta razón, en ese momento lo vi todo claro. Ahora, me siento más aliviada de peso. He vuelto para reorganizar mis archivos. Cerraré los "temporales" y dejaré abierto siempre los "recibidos"... Quedan aún tantos "montajes" por ver...


Mis palabras necesitaban irse de vacaciones una temporada... Las vuestras revoloteaban a mi alrededor...


Gracias...

sábado, 5 de mayo de 2007

¿Dónde estás?...
¿Dónde estás?...
¿Dónde estás?...
¿Dónde estás?...