miércoles, 30 de mayo de 2007

Árbol de la esperanza...

... mantente firme!
Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata.
Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o flotar demasiado tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio, las dos ranas patalearon en la nata para llegar al borde del recipiente. Pero era inútil, sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sentían que cada vez era más difícil salir a la superficie y respirar.
Una de ellas dijo en voz alta: "No puedo más. Es imposible salir de aquí. En esta materia no se puede nadar. Ya que voy a morir, no veo por qué prolongar este sufrimiento. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril".
Dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez, siendo literalmente tragada por el espero líquido blanco.
La otra rana, más persistente o quizá más tozuda se dijo: "¡No hay manera! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se acerque la muerte, prefiero luchar hasta mi último aliento. No quiero morir ni un segundo antes de que llegue mi hora".
Siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni un centímetro, durante horas y horas.
Y de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, agitar y patalear, la nata se convirtió en mantequilla.
Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde del recipiente. Desde allí, pudo regresar a casa croando alegremente.
Jorge Bucay, "Las ranitas en la nata".
No te des por vencido ni aun vencido... No te rindas. Mantén siempre la esperanza, pero ayúdala con tu propio esfuerzo... Aunque sólo sea por curiosidad, quién sabe lo que el camino te depara... Aunque vivamos en un valle de lágrimas, si seguimos aquí es porque en el fondo sabemos que cada momento agradable que se nos presenta en la vida bien vale que derramemos algunas...
Resiste, ya sabes que merece la pena...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo.
En casi todas las situaciones en las que nos podemos ver, debemos mantenernos firmes, por nosotros mismos. Al final acabaremos agradeciéndonoslo.
Sin duda alguna, hay que mantener una esperanza. Las cosas ocurren porque tienen que ocurrir. El resultado nunca lo sabemos... acaba transformandose como la nata en mantequilla. Hay que darle tiempo también a la esperanza para que se vaya transformando en lo que deseamos... poco a poco.

Anónimo dijo...

•·.·´¯`·.·••·.·´¯`·.·••·.·´¯`·.·•

Me ha gustado mucho la historia.
Nunca te des por vencid@,es un lema que deberíamos llevar por bandera.Como digo yo, los obstaculos solo existen para quienes no lo intentan.
Ademas ya que estamos aqui,en esta vida, por lo menos,¿no te vas a molestar en intentarlo?.
Es mas, muchas veces te sorprenderías saber las cosas que puedes hacer con solo proponertelo y no dejarlas por imposibles.

Gracias de nuevo compañera por compartir este tu pensamiento.


•·.·´¯`·.·•V.P..•·.·´¯`·.·••·.·´¯`·.·•

Anónimo dijo...

Y así es, aunque mil veces se resquebraje el suelo que pisamos y caigamos en el lodo, mil veces deberemos ser fuertes para convertir de nuevo ese lodo en tierra firme, ese lodo es nuestra esperanza, sin él, caeríamos al vacío, y en el vacío no hay donde agarrarse. En fin, nadie dijo nunca que la vida fuera fácil, y a mí me encanta hacer mantequilla.