martes, 3 de abril de 2007


No resulta sencillo conseguir un instante de paz en un pensamiento que vuela, incansable. Creía que las historias nunca terminan por completo. Nos acompañan como un regalo o un castigo, pero no se desvanecen como la niebla. Nos persiguen por los caminos de la memoria. Se transforman en fantasmas traslúcidos que aparecen en momentos poco oportunos. Hay que aprender a convivir con ellos. Apaciguados sus fuegos, se tiene que saber mirar hacia delante. Las obsesiones nos matan. Cuando conseguimos apaciguarlas, nos convertimos en supervivientes.

Ella no aspiraba a más...

Cuesta detener los pasos, escoger un sitio donde instalarse. Quizá son los lugares los que nos eligen a nosotros. A lo largo de la vida recorremos muchos. Descubrimos parajes luminosos, oasis de calma, hervideros en movimiento, desiertos. Algunos nos seducen; otros nos inspiran rechazo. A menudo sentimos desinterés, y poco más. A veces, un lugar nos ofrece un auténtico refugio. Entonces sabemos que no queremos reemprender la ruta, que estamos donde queríamos llegar. Es una sensación plácida, que nos hace sentir privilegiados, con la certeza de que hay un rincón que estaba esperándonos. Reconocernos en un espacio no es fácil.

Ella sólo aspiraba a encontrar un puerto en mitad de la tormenta...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me recuerda esto a algo que leí de Coelho: “La gente está triste porque está atada a su historia personal. Todo el mundo cree que el objetivo de esta vida es seguir un plan. Nadie se pregunta si ese plan es suyo o si se creó para otra persona. Acumulan experiencias, recuerdos, cosas, ideas de los demás, que es más de lo que pueden cargar. Y así, olvidan sus sueños.”
Las historias no terminan porque en el momento en que te suceden pasan a formar parte de tu historia y para que terminaran tendría que terminar la tuya propia. A veces las escondemos, a veces las recordamos, a veces las revivimos, a veces las creemos olvidadas... ¿Regalo o castigo? Es algo que decidimos nosotros. ¿Un lugar donde quedarme? Ahora donde me encuentro, más tarde, no lo sé, siempre será allí donde encuentre paz y me sienta plena. De todos modos, intentaré que las historias, que mi historia no me haga olvidar mis sueños, porque son los que me llevan a otras que acumular, los que me mantendrán viva, los que me hagan sentir viva.
Por cierto, Dalí, quizás uno de los cuadros que más me gustan de él. Ése sería un buen lugar donde quedarme, porque siempre anhelé que mi ventana diera al mar.

Anónimo dijo...

Encontrar un espacio que nos llene plenamente, es dificil, cuando lo que conocimos no nos llenó en su totalidad. Vamos haciendo recortes de diferentes espacios ya vividos, creando el que mejor nos hace sentir... y esperamos con el pincel en la mano para empezar a dibujarlo. Es tu espacio propio, que nadie intente enmarcarlo porque es mejor no encasillar aquellos recortes que nos dan dolor de cabeza. Dibuja tu propio paisaje...

Anónimo dijo...

ESte cuadro lo usé en trabajos manuales en el colegio..cuántos recuerdos me han venido de pronto. Pensaba siempre, qué sentirá esa mujer? Un abrazo Seele, desde mi hogar en verde!