sábado, 24 de febrero de 2007

Un día, decidí empezar a leer un libro... Tenía muy buena pinta, me parecía muy interesante, al menos lo que había hojeado. Aunque en un principio la portada en sí no me había llamado demasiado la atención. Ese día, como digo, decidí empezar a leerlo más profundamente... Cuando me vine a dar cuenta, estaba ya inmersa en el vaivén de sus palabras. Así pasaba los días y las noches, cuando no me era posible leerlo, me deleitaba con el recuerdo de sus frases. Sin embargo, algo había, en el fondo, que provocaba mi recelo. Y, aunque disfrutaba con la lectura, algo encerraba entre sus líneas que me impedía volcarme totalmente. Hasta que descubrí que no tenía argumento, no existía un hilo conductor...


Y, un día, decidí terminar de leer ese libro... Me di cuenta de que era mejor cerrarlo; así, sin ni siquiera llegar al final. No me hacía falta llegar hasta la última página para saber qué ocurriría. Porque, aunque en el fondo me parecía un buen libro, empecé a sentir que no me transmitía lo suficiente, no conseguía dejarme llevar. Y como creo que un libro es demasiado valioso, prefería dejarlo así, antes de que empezara a provocarme rechazo...


Hasta hoy, tenía ese libro a la vista, aunque cerrado. En ocasiones lo he abierto, sólo para volver a leer algunas de las palabras que, a pesar de todo, se me quedaron grabadas. Y porque realmente, no puedo evitarlo, le tengo un cariño especial. Pero entre el ayer y el hoy, el hoy y el mañana, hay ya un abismo. Con tristeza, he tomado el libro entre mis manos, lo he acariciado por un instante y me he despedido de él, dispuesta a guardarlo en un rincón. Lo conservaré junto a tantos otros, ahí entremezclado, haciendo sombras...


Ya se acabó. Siempre he pensado que cada libro tiene su momento. El de este ya pasó y no creo que vuelva nunca más. Para todo hay una primera y una última vez...

Es una verdadera pena...

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuánta razón tienes ...
Hay libros que permanecerán entreabiertos, por donde lo dejamos, y lo cojeremos para recordarlo lo que nos transmitía en ese momento, aunque lo dejemos junto a los demás libros.
Hay otros, que habiéndolos terminado de leer, permanecen en nuestra mente, y cuando lo volvemos a hojear siguen latentes, y nos da pena, pues disfrutamos tanto con su lectura...
Mientras tanto, mi consejo, amiga Seele, es que escribas tu libro propio, aunque sé que lo haces día a día; en él podrás escribir con letras y con anotaciones a pie de página, lo que no quieres en tu biblioteca vital, de esta forma la lectura será más fluida...
Un beso.

Anónimo dijo...

Por cierto, me encanta el cuadro que has puesto ..

Anónimo dijo...

Nunca he tenido el placer de terminar ningún libro, los he ido cerrando porque su contenido no me merecian la pena... unos desde el principio,otros a la mitad y con uno en concreto casi llegaba al final,pero...terminé cerrándolo porque prefería quedarme con lo bueno del momento a terminarlo y quedarme con un mal sabor de boca...
Ese libro permanece en mi cabeza y de vez en cuando lo ojeo... Sé que llegaran más y espero,algún día, poder leer alguno hasta el final

Besos

Anónimo dijo...

te importaría poner qué libro es?
seny.

Seele dijo...

me encantaría hacerlo pero es que, sinceramente, aún no he podido ponerle título...

Anónimo dijo...

pero no lo tienes en tu cuarto? tendrá un título, no? di cuál es, simplemente.

Anónimo dijo...

Pocos son los libros en mi vida que he cerrado y no he terminado, pero soy consciente de que si lo hice fue porque en ese momento de mi vida no encajaban, mi alma no estaba preparada para ellos. Pero los guardo con cierto mimo en mi biblioteca mágica, porque sé que en algún momento tendrán cabida en mí; y si el pasar del tiempo me demuestra que no están hechos para mí, simplemente los regalaré, porque seguro que habrá algún alma que deseará encontrarse con ellos. También hay libros que no he querido cerrar, los he postergado en el tiempo porque me aportaban todo lo que en ese momento necesitaba. Los ha habido que sólo me hicieron una visita breve y esporádica. Pero todos y cada uno de ellos forman ahora parte de mí, me han hecho reír, llorar, temblar, amar, pensar, reflexionar….. En cierto modo, soy lo que soy en parte gracias a ellos y a todos los que vendrán.

Anónimo dijo...

ah, por cierto, sólo hay dos libros que dejé sin terminar de leer: La conjura de los necios y La verdad sobre el caso Savolta.
seny.
PD.-Seele, puedes poner de una puta vez el puto título de ese puto libro que no has podido terminar?

Anónimo dijo...

Creo que si no tiene título será por algo...

Anónimo dijo...

¿Cómo se puede decir el título de un libro que carece de él, precisamente?

Das Ende

Anónimo dijo...

del tebeo.

Anónimo dijo...

Yo he pensado que quizás sea un crucigrama de dificil solución...