martes, 30 de enero de 2007

¿Todo lo sé?...

YO sé cuál el objeto
de tu suspiro es;
yo conozco la causa de tu dulce
secreta languidez.

¿Te ríes?... Algún día
sabrás, niña, por qué;
tú acaso lo sospechas,
y yo lo sé.

Yo sé lo que tú sueñas
y lo que en sueños ves.
Como en un libro puedo lo que callas
en tu frente leer.
¿Te ríes?... Algún día
sabrás, niña, por qué;
tú acaso lo sospechas,
y yo lo sé.
Yo sé por qué sonríes
y lloras a la vez;
yo penetro en los senos misteriosos
de tu alma de mujer.
¿Te ríes?... Algún día
sabrás, niña, por qué;
mientras tú sientes mucho y nada sabes,
yo, que no siento ya, todo lo sé.

De Rimas, de Bécquer.


Dicen que la experiencia es un grado... yo me pregunto, a veces, ¿un grado? ¿un grado de qué... ? ¿de "cordura", o de "locura", quizá?... Hay que tener cuidado, mucho cuidado con lo aprendido, porque si bien es bueno aprender, también hay que saber manejar lo aprendido... Si no lo haces, puede llevarte a los prejuicios, a las etiquetas, a el "esto ya me lo sé"... y la verdad, para mí, es que NUNCA se sabe, todo es tan relativo... Y, de vez en cuando, no está mal volver a la inocencia...


Me ha encantado encontrarme hoy con este poema...






2 comentarios:

Anónimo dijo...

La experiencia es experiencia, aprendizaje, enriquecimiento, crecimiento. Cada nueva experiencia, cada nueva historia, cada nuevo sentimiento, es aprendizaje, enriquecimiento, crecimiento. Lo anteriormente vivido nunca será el fiel reflejo de la nueva experiencia, si así fuera dejaríamos de crecer, aprender.

Anónimo dijo...

Muchas veces la experiencia sorprende a la inocencia. Muchas veces termina anulandola. En nosotros está, en saber usarla cuando es debido, pero claro, eso es algo que también tenemos que aprender, eso es algo que "inocentemente", a veces, dejamos pasar por alto.
Yo creo que hay que ser inocente pero dandole a la experiencia la importancia que tiene.