lunes, 19 de febrero de 2007


¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué?...


Últimamente me ha dado por cuestionarlo todo, pero por más que pregunto no hallo respuestas... Sólo sé que no sé nada. No puedo evitarlo, la curiosidad me invade, aunque sé que el tiempo te va dando las respuestas, poco a poco. Y eso es realmente interesante. Ese halo de misterio que nos rodea... La vida está llena de "esquinas", recodos, que encierran mil y una posibilidades...


¿Los caminos se hacen o, por el contrario, están ya trazados? Francamente, tampoco tengo la respuesta, pero a mí me gusta pensar que yo voy haciendo mi camino, que soy responsable de él. Hay quien piensa que todo ocurre por algo, que hay un hilo conductor. Yo creo más bien, que nuestro instinto de supervivencia hace que consigamos ver lo positivo de cada situación y sacarle el mayor partido... Porque es verdad que de todo puede sacarse algo bueno. Aunque no siempre está al alcance de nuestro entendimiento. No siempre es tan obvio...

¿Cómo podemos saber si el camino elegido es el correcto? A veces, te enfrentas a verdaderos dilemas, bifurcaciones de caminos... ¿Qué nos lleva a elegir uno u otro?... Siempre hay algo que te guía, que te va marcando el trayecto... y ese algo eres tú mismo. Tenemos tantas alarmas en nuestro interior, sólo es cuestión de atenderlas, de saber escucharlas...
Insisto, sólo sé que no sé nada, y todo, absolutamente todo, me parece una contradicción(yo al menos me siento una de ellas). Pero yo no podría explicarlo tan bien como lo hace Herman Hesse:
""Tengo la desgracia de estar siempre contradiciéndome. La realidad siempre lo hace, pero no el espíritu, ni tampoco la virtud. Por ejemplo, después de una dura caminata en verano puedo llegar a estar completamente obsesionado por el deseo de beber un vaso de agua y declarar que el agua es la cosa más maravillosa del mundo. Un cuarto de hora más tarde, cuando ya he bebido, no hay nada en el mundo que me resulte menos interesante que el agua y beber. Lo mismo me ocurre con el comer, el dormir, el pensar. Mi relación con el "espíritu" es la misma que con la comida y la bebida. Algunas veces no hay nada en el mundo que me atraiga más ni me parezca más necesario que el espíritu, la posibilidad de abstracción, de lógica, de la idea. Después, cuando estoy harto y necesito y ansío lo contrario, todo lo que sea espíritu me repugna como comida podrida. Sé por experiencia que este comportamiento pasa por arbitrario, falto de carácter e incluso sé que no está permitido, pero nunca he podido entender por qué. Pues de igual modo que tengo que alternar constantemente entre comida y ayuno, dormir y estar alerta, también tengo que ir como un péndulo de aquí allá, cambiando constantemente entre naturalidad y espiritualidad, experiencia y platonismo, orden y revolución, catolicismo y protestantismo. Me parece muy virtuoso, firme, lleno de carácter, que una persona pueda venerar siempre al espíritu y despreciar a la naturaleza, que puede ser siempre revolucionario y nunca conservador, o al contrario; pero me parece tan fatal, tan repelente y tan loco como si alguien quisiera estar siempre comiendo o durmiendo. Y, sin embargo, todos los partidos tanto los políticos como los espirituales, los religiosos como los científicos, se basan en el presupuesto de que comportamiento tan demente es posible, es natural. ""



4 comentarios:

seny dijo...

En mi opinión los caminos están todos trazados de antemano, nosotros no podemos construirlos. Pero tenemos la opción de elegir por cuál de ellos transitar.

Anónimo dijo...

Un camino que se bifurca en otros.
Otros caminos que se bifurcan en varios más..
Varios caminos más que se bifurcan en otros ... así hasta completar nuestro recorrido.. aunque siempre queda incompleto porque somos nosotros quienes elegimos, y a veces, volvemos a pasar por el mismo camino... Pero esta vez mirando el suelo y con la cabeza bien alta.
Contradicción: decir que no cuando estamos diciendo sí. A veces es lo más acertado. Y a veces, lo menos.

Anónimo dijo...

Cómo no, de nuevo Herman Hesse dando en "tó er bebe" con sus palabras... Y cómo no, de nuevo tú poniéndolas en el lugar y el momento adecuados... Yo tampoco sé nada últimamente y mil millones de alarmas contradictorias se disparan a la vez en mi interior. Y aprendo. Y aprendo... a la vez que me pierdo y me reencuentro en el lugar más insospechado.

Y aunque es muy posible que no haya hilos conductores, es bonito que los necesitemos y los creemos nosotros mismos, como hacen aquellos que se inventan una fe y se aferran a ella...

Por lo menos hay una nueva "llave" (o "una de ellas") en forma de canción, como no podía ser de otra forma. Esa canción será -quiero que lo sea y creo que no sólo lo deseo yo- el hilo conductor que dé la explicación a esas alarmas que saltan mezcladas con alcohol, euforia, lágrimas, amistad eterna, noche, confusión, amor, luz tenue, color, engrandecimiento de los presentes y extrañeza de los ausentes...

La vida es maravillosa y quizá lo sea en gran parte gracias a todo esto. A las mágicas contradicciones. Y al contrario de lo que dice la canción, creo que ganamos mucho con ellas... Aunque el teléfono no siempre funcione...

Anónimo dijo...

De las contradicciones surgen los pensamientos, las decisiones, los sentimientos. Me encanta pensar que existe un hilo conductor, un hilo que nosotros mismos tejemos; nos ofrece múltiples caminos, pero nosotros elegimos cuál tomar. Y sí, me encanta pensar que todo sucede por algo, eso le da misterio a la vida; pero lo justo y necesario. A veces las cosas ocurren por nada y nos empeñamos en encontrar el sentido, mejor no malgastar el tiempo en ello, seguro que nos equivocamos de camino, hay que tomar otro. "Por eso es tan importante dejar que ciertas cosas se vayan. Soltar. Desprenderse. La gente tiene que entender que nadie está jugando con cartas marcadas, a veces ganamos y a veces perdemos. No esperes que te devuelvan algo, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que descubran tu genio, que entiendan tu amor. Cerrando ciclos. No por orgullo, por incapacidad o por soberbia, sino porque simplemente aquello no encaja en tu vida. Cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo. Deja de ser quien eras y transfórmate en quien eres". (Paulo Coelho, El Zahir)