lunes, 12 de febrero de 2007

A un caminante...


"El caminante disfruta del mejor y más delicado de los placeres, porque además de saborear sabe de lo pasajero de todas las alegrías. No se queda largo tiempo mirando lo ya perdido, ni ansía echar raíces en el lugar donde una vez estuvo a gusto. Hay viajeros por placer que van año tras año al mismo lugar, y muchos que no pueden despedirse de un bello paisaje sin antes tomar la decisión de volver muy pronto. Buena gente podrán ser, pero no buenos caminantes. Tienen algo de la roma embriguez de los amantes y algo de ese afán coleccionista de las muchachas que recogen la flor de tilo. Pero afán de caminante no tienen, ese afán callado, serio y alegre al mismo tiempo, siempre diciendo adiós..."
Herman Hesse


Un día, decidiste empezar a caminar, sin saber hacia dónde te llevarían tus pasos y esa era la gran aventura, porque la meta no importaba realmente, cualquier sitio era bueno. Sin embargo, ¿a que ahora sientes que no había un lugar mejor? Aunque eso no te impidió emprender una nueva marcha... Volviste sobre tus pasos, pero sin prisa... sin pausa... saboreando cada kilómetro recorrido... y antes de regresar, ya sabías que, de nuevo, marcharías... lo que sabes eterno, lo conviertes en efímero, de ahí su gran valor...

Amigo, al leer estas líneas, mi pensamiento no ha podido evitarte. Son tu reflejo... con una salvedad, tú nunca podrás decir adiós. Cada persona, cada árbol, cada río, todo a tu paso, quedará sellado con un hasta siempre... y no porque sea segura tu vuelta, sino porque en tu alma cada vivencia será tiempo presente.


Encontré tu huella en mi camino hace ya mucho tiempo... hoy, somos pisadas dispares con pensamientos paralelos... allá en la distancia... donde no hay cabida para el olvido...


No deseas echar raíces, no deseas pertenecer a ningún lugar, ni en particular ni en general... pero yo te podría mostrar un pequeño rincón donde una vez echaste el ancla; un lugar, desde el cual se puede escuchar una canción... y esa canción, sabes bien que, desde entonces, sólo puede ser cantada a dos voces...


Antes de partir, volveremos a entonar esa melodía... por los viejos tiempos...
He decidido "despedirme" de ti parafraseando a Marcel Prust, por lo que te diré que el camino hacia el descubrimiento no consiste en encontrar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos...






1 comentario:

Anónimo dijo...

Amiga, quizá seré mucho más prosaico que tú a la hora de expresarme, quizá más parco en palabras... Y no sé muy bien cómo decirte que literalmente me he emocionado leyéndote...

Que he sentido como efímera la eternidad de tu hasta siempre, que he gozado como eterna nuestra efímera canción. Y he vuelto a recorrer miles de kilómetros pero esta vez con tu sonora huella indeleble... porque quizá es la única raíz que todos tenemos y la única que debemos conservar, la de aquel rincón donde una vez echamos ese ancla de plata. Ese que ni el tiempo ni el salitre destruirán nunca...

Gracias por permitirme descubrirte con los nuevos ojos que el camino me brindó. Porque sólo por estos momentos eternos puedo sentir que "no sólo no había un lugar mejor. Es que tampoco hubo ni habrá mejor forma que aquella en que fué y seguirá siendo".

Y por los viejos tiempos volverás a oirme decir que sólo tú... GRACIAS